Hoy leo: "La lectura en la nube transformará totalmente el sector editorial" y claro esto es algo a lo que desde hace muchos años llevo dando vueltas. Los modelos de negocio de éxito son aquellos que se adecuan a lo que ocurre en el entorno, aunque a prioiri no parezca demasiado bueno. Estos años hemos visto a la industria de la música luchar arduamente por defender sus derechos de autor, pero sin embargo no ha llegado a mis oidos como se adecuan a los nuevos tiempos, como gremio, iniciativas individuales si ha habido (yo lo he visto con admiración).
Adecuarse a los cambios de la sociedad da lugar a iniciativas como ésta:
Un grupo de empresarios ha buscado una fórmula para hacer negocio y sacar el botellón de las calles: en una nave industrial habilitada como bar les venden bebidas, hielo y vasos al mismo precio que en una tienda.Mimetizarse con los cambios es necesario y los libros les toca. Si el formato electrónico del libro no aporta valor (al menos de momento); podemos estudiar como aportar valor haciendo uso de la tecnología en el modo de acceso a la información y su almacenamiento.
Personalmente accedo a tres tipos de publicaciones atendiendo a su valor en el tiempo:
- Literatura de entretenimiento. No importa el momento de su adquisición ni pierde valor con el tiempo. Novelas o libros que tienen diferentes fines: entretenerme en mi caso, aficionar a la lectura y compresión a mi hija de 7 años.
- Literatura de investigación. Me refiero a producción cientifica o de ámbito profesional pero relacionada, en general, con la investigación.
- Literatura del conocimiento clásico. Y digo clásico porque mi Piskunov o mi Sears Zemansky creo que me acompañarán el resto de mi vida (aunque lleve años sin abrirlos). También podemos englobar aquí libros tradicionales como la Historia de España, el Diccionario Enciclopédico Ilustrado o el Quijote. Libros que, de algún modo, nos agrada tener cerca (aunque esto está cambiando con el tiempo).
- Literatura de conocimiento temporal. Hay mucha información escrita que pierde valor con el tiempo, el mejor ejemplo de ello, es la información técnica: aquellos libros de Ensamblador del 486 o el manual de las DirectX 3.0.
- Literatura informacional. Periódicos, o información de caracter general con excasa utilidad pasadas unas horas.
Si observamos con un poco de detalle la clasificación de mi exposición, es fácil encontrar el camino que quiero trazar. Vaya por delante que soy un enamorado del papel para la lectura. Tengo muchos aparatos que servirían para leer en ellos, pero no lo hago. Y no lo hago porque no me aportan valor frente al papel.
Ahora bien, almacenar información en la nube sería FANTASTICO para mi y muy posiblemente haría que me replantease mi modo de lectura. Con excepción de la literatura informacional, que consumo on-line, via web, twitter o blogs; en mi casa, el resto de la información se consume vía papel y esto me obliga a identificar espacios físicos donde almacenar esos volumenes.
Y aquí me generan problemas tres de los cinco indices de la clasificación: La literatura de entretenimiento, la de investigación y la de concomiento temporal. Cuando termino de leer libros de entretenimiento (lease Trafalgar de José Luis Corral), ocupan un voluminoso espacio en una libreria que no para de crecer con los años. Mis padres me dicen que no les de más libros (obviamente la mayoría de los que les dejo para que lean, nunca los recojo, así traslado el problema a otro almacen: el de mis padres). Pero ¿y qué me decís de Geronimo Stilton? decenas y decenas de libros (por suerte a mi hija le gusta muchisimo leer) que nunca más serán usados. Este año he decidido que alquile los libros en la biblioteca, porque no está el patio para cambiar de casa solo porque no me caben los libros. El material de investigación o el de conocimiento temporal, me generan el mismo problema... el espacio físico. Así que cada cierto tiempo lleno cajas de libros viejos y envío a reciclar un montón de kilos de papel.
Que despilfarro!!! Toneladas de papel que son leídas una sola vez generan dos problemas: el del espacio a su dueño, y el de una ineficacia a su productor: un libro se lee una, quizá dos, veces.
Yo sé que es una mala noticia para las librerias, pero OJALA PODAMOS ACCEDER PRONTO A LOS LIBROS EN LA NUBE EN UNA MODALIDAD DE PAGO POR USO! Y ahora esperemos a ver como dibujan el modelo de negocio, porque si acceder a un libro en la red, me va a costar lo mismo que comprarlo en la libreria, sin aportar nada nuevo, seguiré con el modelo antiguo.
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